Nuevamente un artículo del historiador Antonio Pirala Criado, insertado en la sección: <Instrucción. Historia de la Mujer>, en la revista «El Correo de la Moda» publicada el 24 de julio de 1853. El personaje femenino que nos describe, en esta ocasión, es otra poetisa griega que aunque no tan famosa como Safo es también conodida por su gran calidad literaria. CorinaLos personajes célebres tienen todo el mundo por patria: todo el mundo les nombra, les admira, les aplaude. Corina pertenece sin disputa á esas celebridades universales; y su fama ha llegado hasta nuestros dias rodeada de una aureola de gloria que la enaltece, de una especie de romanticismo que formo una escuela literaria. Corina, tan notable por su hermosura como por su talento poético, nació en Tanagro, cerca de Tebas, en la Beocia, cinco siglos antes de la venida del cristianismo. Tan remota antigüedad no ha bastado á sumir en el olvido á esa mujer: el génio nunca perece. Dicen algunos biógrafos de Corina que la famosa poetisa Myrtis la enseñó el arte de la versificación; ¡cómo si la poesía se enseñara, cómo si la imaginación se prestase!… Preguntad á todos los poetas cómo han compuesto versos, si les hubiera sido imposible formarlos sin aprender las reglas del arte. Niña era Corina, y ya bullia en su mente el númen de la inspiración; ya eran magníficos y originales sus pensamientos poéticos. Pudo Myrtis haberla enseñado á perfeccionar sus composiciones, ordenando bien sus ideas y puliendo su lenguaje; pero el que presenta el diamante limpio y perfecto no es el autor de la piedra. Es antiguo el axioma, que el poeta nace y el orador se hace. Las lecciones que se daban a Corina eran semillas arrojadas en buen campo, y su froto excedió á las esperanzas que hizo concebir su extraordinaria disposición. Corina llegó á versificar de una manera asombrosa, y fueron tan rápidos y maravillosos sus progresos, que fue rival de Píndado, discípulo tambien de Myrtis, cuyos sabios consejos no pudieron corregir la malhadada aficion de este poeta á recargar sus composiciones con tal lujo de fábulas, que fatigaban á los mismos griegos, no obstante su apasionado amor a las ficciones. Píndaro, el tierno y célebre poeta, fue cinco veces vencido por Corina en los certámenes públicos; y aunque algunos escritores de la antigüedad, rivales ó detractores de esta mujer, dicen que contribuyó al triunfo, tanto su hermosura como su talento, no creemos que á pesar del culto que los griegos rendian á la belleza, les alucinase hasta el punto de prescindir de otra belleza de la que eran tan amantes, de la belleza de la poesia.
Es verdad que los griegos consagraban himnos á la belleza lo mismo que á los dioses, y casi la confundian con la virtud, de la cual era á sus ojos la mas encantadora imagen; pero tambien daban coronas al talento, tambien le erijian altares, le dispensaban su culto idólatra, y le divinizaban. Todos convienen, sin embargo, en que cualquiera que sea la causa de los triunfos de Corina sobre su rival, unia á las mas felices inspiraciones su juicio sólido, y profundos conocimientos en el arte. Un hecho cuenta la historia que ensalza á Corina, y no favorece mucho á nuestro sexo, porque revela una envidia torpe, un orgullo inconveniente, y una provocación indigna. La tradición, escribe un entendido biógrafo á quien hemos citado varias veces, dice que el lírico tebano no soportó resignadamente la humillación de su derrota por una mujer, y que, provocándola á un nuevo combate, la prodigo mil injurias, imitando al poeta de Paros, Archiloco, sin guardar tampoco la menor consideración con los jueces del Concurso, á quienes tachó de inepcia; pero no hay noticia alguna de que Corina olvidase la reserva de su sexo, ni menos que profanase su talento usando de represalias ofensivas. ¡Sublime proceder que demuestra la elevación de su alma! Hechos tales, su conducta, su talento, hacian de Corina una de las criaturas mas amadas y consideradas de su patria, cuyo amor en vida trocase en veneracion á su muerte. ¡Poder del génio, que encierra en su tumba las pasiones de sus enemigos, á quienes hace derramar lágrimas su muerte, y arrancar elogios su sepulcro! Corina, conocida por la MUSA LÍRICA, compuso cinto libros de poesías épicas, varios cánticos, bastantes epigramas, y muchos libros de metamórfosis; de cuyas obras solo se conocen un corto número de fragmentos, publicados en Hamburgo en 1734. Al morir Corina, colocaron sus compatriotas su sepulcro en el sitio más público de la ciudad de Tanagro, donde todavía existia, asi como su retrato, en tiempo de Pausanias, escritor antiguo. Corina, lo mismo que Safo, es la personificación de su tiempo, es la historia de su pueblo, de su patria, ocupada entonces en el tranquilo culto que rendia á las artes, á las letras y al génio, creando como por encanto poetas que cantaban con el apasionado amor de Safo, con el sentimentalismo de Corina, con la dulzura de Píndaro.
Nota aclaratoria: Las imágenes que abren el artículo no corresponden a Corina, aunque son representaciones de mujeres de la cultura griega en la que se halla inmersa. |
Gracias por tus aportaciones. Tenemos un programa de Radio que se llama Verso Radio, y se puede escuchar en Ivoox. Aquí tengo una cuña de unos 10 minutos aproximadamente y hablo de mujeres escritoras y poetisas. Ahora estoy con mujeres de la historia más antigua, y sus escritos.
Aquí puedo leerte y buscar más ideas para que los que nos escuchan puedan saber unas pinceladas de las mujeres que quedaron en el olvido y aportaron tanto. Gracias, de corazón.