GLORIA MELGAR (1859-1938). IV. Por Virginia Seguí

Real Fábrica de Loza a Imitación de la De Bristol en Sargadelos (1804-1875)

D. Antonio Raimundo Ibáñez es el hombre que encarna la imagen del industrial ideal: fundador de la fábrica de loza de Sargadelos, quince años antes había montado una fundición de hierros, y tenía varios proyectos industriales en otros campos: vidrio y textiles. Era un adelantado para su época, ilustrado e interesado en las novedades, intenta implantar en España lo que sabe obtiene buenos resultados en el extranjero.

La planificación en una misma zona de varios centros productivos, asociados o no; pero que puedan aprovechar los mismos recursos y los puntos de comunicación para dar salida a sus productos, redundando todo ello en el abaratamiento de los costes; es otra de sus innovaciones. Hoy día hablaríamos de un polígono industrial.

Lo más importante de la fábrica de Sargadelos es el sistema de producción que introduce su creador, imitando los modelos europeos más avanzados; todo estaba pensado para actuar mecánicamente y para obtener una producción de tipo medio a gran escala; destinada a cubrir las necesidades de la naciente burguesía, la alfarería local no podía competir con los producto extranjeros, más resistentes, finos, prácticos y de tamaño regular. Contrató los mejores técnicos en cada especialidad. Su gran fracaso fue que no se estableció una escuela taller para formar técnicos del país y cuando los extranjeros fallaron, los operarios españoles no están preparados para sustituirles y la fábrica decayó. El marqués de Sargadelos se planteaba crear un producto para la naciente burguesía, lo cual exigía asegurar una producción y un abaratamiento del producto, hasta ahora prácticamente elitista.

La zona de Burela donde situó la manufactura estaba bien dotada de tierras y materias primas para la realización de actividades cerámicas, no teniendo necesidad de importar nada de este capítulo de países extranjeros; prueba de ello es que los tratadistas de momento comentan y alaban sus cualidades. Utilizó técnicos ingleses para que el montaje de instalaciones estuviera adecuado a sus pretensiones industriales.

La producción de la fábrica se divide, tradicionalmente, en cuatro etapas. Las etapas más importantes, en cuanto a los avances industriales, son la primera y la cuarta. La fase de diseño básico de Sargadelos fue obra del portugués José Correa del Saa entre 1806 y 1829, que había dirigido la fábrica de Vale de Piedale, y estaba al tanto de las últimas novedades inglesas. Las modalidades formales de esta etapa son:

– Piezas de vajilla con perfil: circular, octogonal, dodecagonal, ovalado, ovado con borde do ondas.

– Placas de relieves cerámicos con temática de: La Guerra de la Independencia, Apostolado, variantes basadas en las placas de Weedgwood.

– Objetos varios y de adorno: La Peregrina: figura concebida como: imagen, jarra o botella de agua bendita; Crucifijos en relieve con pila al pie: Figurillas de perro: tipo dogo; Floreros: tronco de árbol y de dedos; Botes cilíndricos de farmacia. Candelabros de tres brazos, estilo imperio.

Desde 1806 a 1832 su primera etapa las piezas no llevaban decoración pictórica, eran blancas; lo que para algunos es síntoma de la falta de técnicos especialistas: pintores decoradores y para otros se debía simplemente al predominio del gusto neoclásico.

La segunda etapa entre 1835 y 1842, Ibáñez consigue la colaboración de un socio capitalista Antonio de Tapia y Piñeiro y en la dirección técnica el francés Richard; entre los operarios de esta etapa hay levantinos, andaluces y gallegos. Sigue la producción de loza blanca y se añade la de tierra de pipa, usada ya en Alcora. Las piezas se inspiran en un libro de formas editado por la fábrica Hartley, Green & Company de Lieeds.

La tercera época corresponde al período isabelino entre 1845 y 1862, dada la categoría de las piezas y sus decoraciones, este momento es el más destacable de Sargadelos. Bajo la dirección del inglés Edwin Forester conocedor de las producciones inglesas, sobre todo las procedentes de Staffordshire, se inspira en ellas para lograr unas formas sencillas a la vez que más útiles y baratas. Los temas decorativos eran paisajes, siendo habitual el de <la góndola>, paisajes realistas del género <vedutte> habitual en la pintura del XVIII. Vistas de ciudades como Salamanca, Madrid, Sevilla, Málaga; hay grupos de paisajes urbanos de Cuba, otomanos o chinescos. También la literatura fue motivo de inspiración existiendo piezas decoradas con temas del Quijote. Los colores básicos son: negro, sepia, canela rosado, rojo fuerte, azul y violeta. Siempre en monocromías.

Fábrica de Pickman & Cía

Carlos Pickman Jones se instaló en Cádiz, para ocuparse del negocio familiar tras el fallecimiento de su hermano Guillermo, quien casado con una gaditana, encargado hasta ese momento de la representación de vajillas que su padre realizaba en Liverpoll. En 1835 se casa y en 1837 forma, junto con su cuñado Guillermo Aponte, la Sociedad Pickman & Cía, era, por tanto un personaje conocido en toda Andalucía y en la ciudad Sevilla

Pickman buen conocedor del negocio de la porcelana debió ver en él posibilidades, sí era rentable importarla del extranjero sería más provechoso, aún, instalar en el país una fábrica para producir este tipo de objetos, evitando así los gastos de importación. Al parecer, en un principio intentó invertir en una fábrica que estuviera ya funcionando, aunque en ese momento tuviera dificultades, nos referimos a Sargadelos; pero no logró su objetivo de comprar esta fábrica y entonces se decidió por instalar una nueva.

Conocía Andalucía y sabía que Sevilla reunía excelentes condiciones para la instalación de cualquier negocio, la navegabilidad del Guadalquivir, facilitaba la comercialización de los productos y la recepción de cualquier materia prima que fuera necesaria importar para producirlos. En 1838 alquiló y poco después compró, a la Junta de Enajenaciones de conventos suprimidos el conjunto de instalaciones perteneciente a la Cartuja de Santa María de las Cuevas; en la zona existía, además, gran tradición alfarera; numerosos talleres siguiendo tradiciones islámicas y mudéjares se dedicaban a la producción de cacharrería variada, adobes, tejas, etc.

La construcción de la fábrica se inicia en 1839, se aprovechan algunas de las antiguas instalaciones de la Cartuja; habilitándolas para dependencias y locales de la nueva fábrica. La primera hornada  de prueba de loza estaba lista a primeros del año 1841, bajo el nombre de Pickman & Cía. Inicialmente existían dos socios: Aponte y Achecopar, a los que Pickman pronto compro su participación.

Las dificultades para encontrar en la zona los materiales necesarios para la fabricación del tipo de loza y porcelana que Pickman pretendía y gastos que suponía trasladar desde otras zonas del país estos productos; obligaron, a pesar de sus iniciales intenciones, a Pickman a importar de Inglaterra las materias primas: el carbón, la arcilla, el caolín, barnices.

En cierto modo, se pretendía superar los productos ingleses, creando un tipo de porcelana distinto mezcla de Sargadelos y Staffordshire. En 1849 tenía en funcionamiento 22 hornos mayores, cuatro de ellos para bizcocho; cinco para barniz, cuatro para estampados, dos para secar barros, dos para yesos y cinco para alfarería. Recuperó tecnología en desuso en Inglaterra: prensas para estampar calentadas al vapor, que le dieron muy buenos resultados. Su producción abarcaba: Porcelana, loza opaca, loza feldespática, material sanitario, azulejos. De todos ellos los que tuvieron mayor éxito fueron la loza opaca que tuvo su máxima expresión en  los servicios de mesa y los azulejos.

El procedimiento utilizado era ya plenamente industrial, molde y estampación. Las piezas de la cartuja tienen una división cualitativa, artísticamente hablando y no incluyen en la llamada cerámica artística algunos productos como: vajillas, juegos de café, lavabos, floreros, tibores, jarrones y macetas. Si son piezas artísticas las destinadas a decoración de salones, tarjeteros, placas pintadas, y los llamados géneros de fantasía, en los que se utiliza una temática muy variada; se reproducen cuadros de Goya, Fortuny, episodios de la vida de Colón, escenas de toros, cinegéticas, amatorias y románticas, costumbristas; temas de inspiración literaria: del Quijote, Lord Bayron, el barbero de Sevilla; o paisajes de ciudades, etc.       

El interés de Pickman de desmarcarse de los productos ingleses, le llevo a contratar artífices franceses y españoles, además de ingleses, para comenzar su producción. No obstante desde Inglaterra vinieron cincuenta y seis maestros para organizar una escuela taller donde se formaran los aprendices, todavía hoy existe esta escuela en la fábrica de La Cartuja, en 1850 los operarios extranjeros eran ya sólo 5 frente a 95 nacionales.

En la producción de azulejos un dibujante inglés copió los alicatados de la Alhambra, el Generalife, el Alcázar, y otros lugares de la zona con restos islámicos o mudéjares, estos dibujos fueron el modelo para los azulejos de Pickman, cada modelo recibe su nombre del lugar del que procede: Dos hermanas, Cautiva, Generalife, Cartuja, etc..

BIBLIOGRAFÍA

Brogniart. Traité des Arts Ceramiques. París

Sánchez Pacheco, Trinidad. «Vajillas del siglo XIX». En Cerámica Española. Vol. XLII de la Historia General del Arte. Summa Artis. Ed. Espasa Calpe. Madrid. 1998

Maestre de León, Beatriz. «La Cartuja de Sevilla. Fábrica de Cerámica». En Historia de la Cartuja de Santa María de las Cuevas. Sevilla. 1999

Historia de la Mujer – CORINA

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Nuevamente un artículo del historiador Antonio Pirala Criado, insertado en la sección: <Instrucción. Historia de la Mujer>, en la revista «El Correo de la Moda» publicada el 24 de julio de 1853. El personaje femenino que nos describe, en esta ocasión, es otra poetisa griega que aunque no tan famosa como Safo es también conodida por su gran calidad literaria.

Corina

Los personajes célebres tienen todo el mundo por patria: todo el mundo les nombra, les admira, les aplaude.

Corina pertenece sin disputa á esas celebridades universales; y su fama ha llegado hasta nuestros dias rodeada de una aureola de gloria que la enaltece, de una especie de romanticismo que formo una escuela literaria.

Corina, tan notable por su hermosura como por su talento poético, nació en Tanagro, cerca de Tebas, en la Beocia, cinco siglos antes de la venida del cristianismo. Tan remota antigüedad no ha bastado á sumir en el olvido á esa mujer: el génio nunca perece.

Dicen algunos biógrafos de Corina que la famosa poetisa Myrtis la enseñó el arte de la versificación; ¡cómo si la poesía se enseñara, cómo si la imaginación se prestase!… Preguntad á todos los poetas cómo han compuesto versos, si les hubiera sido imposible formarlos sin aprender las reglas del arte.

Niña era Corina, y ya bullia en su mente el númen de la inspiración; ya eran magníficos y originales sus pensamientos poéticos. Pudo Myrtis haberla enseñado á perfeccionar sus composiciones, ordenando bien sus ideas y puliendo su lenguaje; pero el que presenta el diamante limpio y perfecto no es el autor de la piedra. Es antiguo el axioma, que el poeta nace y el orador se hace.

Las lecciones que se daban a Corina eran semillas arrojadas en buen campo, y su froto excedió á las esperanzas que hizo concebir su extraordinaria disposición.

Corina llegó á versificar de una manera asombrosa, y fueron tan rápidos  y maravillosos sus progresos, que fue rival de Píndado, discípulo tambien de Myrtis, cuyos sabios consejos no pudieron corregir la malhadada aficion de este poeta á recargar sus composiciones con tal lujo de fábulas, que fatigaban á los mismos griegos, no obstante su apasionado amor a las ficciones.

Píndaro, el tierno y célebre poeta, fue cinco veces vencido por Corina en los certámenes públicos; y aunque algunos escritores de la antigüedad, rivales ó detractores de esta mujer, dicen que contribuyó al triunfo, tanto su hermosura como su talento, no creemos que á pesar del culto que los griegos rendian á la belleza, les alucinase hasta el punto de prescindir de otra belleza de la que eran tan amantes, de la belleza de la poesia.

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Serenade. 1910. Giorgio de Chirico

Es verdad que los griegos consagraban himnos á la belleza lo mismo que á los dioses, y casi la confundian con la virtud, de la cual era á sus ojos la mas encantadora imagen; pero tambien daban coronas al talento, tambien le erijian altares, le dispensaban su culto idólatra, y le divinizaban.

Todos convienen, sin embargo, en que cualquiera que sea la causa de los triunfos de Corina sobre su rival, unia á las mas felices inspiraciones su juicio sólido, y profundos conocimientos en el arte.

Un hecho cuenta la historia que ensalza á Corina, y no favorece mucho á nuestro sexo, porque revela una envidia torpe, un orgullo inconveniente, y una provocación indigna.

La tradición, escribe un entendido biógrafo á quien hemos citado varias veces, dice que el lírico tebano no soportó resignadamente la humillación de su derrota por una mujer, y que, provocándola á un nuevo combate, la prodigo mil injurias, imitando al poeta de Paros, Archiloco, sin guardar tampoco la menor consideración con los jueces del Concurso, á quienes tachó de inepcia; pero no hay noticia alguna de que Corina olvidase la reserva de su sexo, ni menos que profanase su talento usando de represalias ofensivas. ¡Sublime proceder que demuestra la elevación de su alma!

Hechos tales, su conducta, su talento, hacian de Corina una de las criaturas mas amadas y consideradas de su patria, cuyo amor en vida trocase en veneracion á su muerte. ¡Poder del génio, que encierra en su tumba las pasiones de sus enemigos, á quienes hace derramar lágrimas su muerte, y arrancar elogios su sepulcro!

Corina, conocida por la MUSA LÍRICA, compuso cinto libros de poesías épicas, varios cánticos, bastantes epigramas, y muchos libros de metamórfosis; de cuyas obras solo se conocen un corto número de fragmentos, publicados en Hamburgo en 1734.

Al morir Corina, colocaron sus compatriotas su sepulcro en el sitio más público de la ciudad de Tanagro, donde todavía existia, asi como su retrato, en tiempo de Pausanias, escritor antiguo.

Corina, lo mismo que Safo, es la personificación de su tiempo, es la historia de su pueblo, de su patria, ocupada entonces en el tranquilo culto que rendia á las artes, á las letras y al génio, creando como por encanto poetas que cantaban con el apasionado amor de Safo, con el sentimentalismo de Corina, con la dulzura de Píndaro.

  1. Pirala

Nota aclaratoria: Las imágenes que abren el artículo no corresponden a Corina, aunque son representaciones de mujeres de la cultura griega en la que se halla inmersa.

Los amores de Afrodita. Por Virginia Seguí

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El principal y único deber divino que tenía la diosa Afrodita era hacer el amor, deber que le había sido asignado por Las Parcas y según los relatos parece que estaba dedicada a ello por entero; salvo en una ocasión en la que al parecer Atenea la descubrió tejiendo en secreto y corrió a quejarse a Zeus ya que esa era una tarea que le estaba encomendada a ella; Afrodita se disculpó y desde entonces no volvió a realizar trabajo manual alguno. Sobresaliendo entre el resto de diosas por sus frecuentes devaneos y amoríos. Nadie ha puesto en duda la belleza y atractivo de la diosa pero, se sabe, que para sus amoríos poseía un arma secreta: un ceñidor mágico; con el que conseguía vencer todas las resistencias haciendo que todos se enamoraran de ella. 

Su padre adoptivo Zeus se la entregó a Hefesto en matrimonio, pero este dios no era del agrado de Afrodita y se sabe que la diosa  mantuvo frecuentes relaciones amorosas fuera de su matrimonio, con otros dioses e incluso con hombres. Destacando las mantenidas con Ares, Hermes, Posidón, Dionisos, Butles, Anquises y Adonis.

Sus amores con Ares fueron de todos conocidos gracias a Hefesto. La diosa se ausentaba de su palacio con cualquier excusa y viajaba al palacio que Ares tenía en Tracia para mantener en sus amores cierta discreción pero un día, al parece, se entretuvieron demasiado y amaneció mientras ellos, desnudos aún, jugaban en el lecho; de forma que se hicieron visibles a los ojos de Helios quien, sin perder un segundo, fue al taller de Hefesto y le puso al corriente de la situación.

Hefesto, encolerizado, tejió una red de caza en bronce irrompible y la colocó en el  lecho con el que yacía junto a Afrodita, y cuando ésta volvió de Tracia, él le dijo que tenía que ir, a pasar unas cortas vacaciones, a la isla de Lemmos, e hizo que se marchaba, su esposa avisó a Ares quién se apresuró a visitarla y pronto cayeron en la red preparada al efecto, siendo descubiertos. Hefesto hizo público el asunto avisando al resto de dioses del Olimpo para que fueran testigos del engaño de Afrodita y poder reclamar la devolución de los regalos que había hecho a Zeus para casarse con ella. Al parecer las diosas declinaron la invitación, pero el resto de dioses vivió la situación con cierta hilaridad. Apolo comento a Hermes que estaría dispuesto a cambiarle el sitio a Ares a pesar de la incomoda situación en la que se encontraba, a lo que el último contestó que él también, incluso con mas de una red. Posidón al ver el cuerpo desnudo de la diosa se enamoró al instante de ella y se ofreció a mediar con Ares para que pagara el tributo que reclamaba Hefesto e incluso se ofreció a pagarlo él mismo para después casarse con Afrodita. Zeus consideró inadecuado hacer pública una disputa conyugal; y el asunto se zanjó liberando a Ares, mientras Afrodita renovaba su virginidad en el mar en las proximidades de la isla de Pafos.

Ares no pago el tributo, y en realidad nadie lo hizo, porque la realidad es que Hefesto estaba enamorado de Afrodita y no tenía verdaderas intenciones de divorciarse de ella. Durante su unión con Hefesto nacieron tres hijos: Fobos, Deimos y Harmonía, aunque al parecer su padre verdadero era Ares.

La diosa se sintió halagada por las manifestaciones de Hermes y paso una noche con él fruto de la cual nació Hermafrodito, un ser con los dos sexos. También yació con Posidón dándole dos hijos Rodo y Herófilo.

Afrodita también mantuvo amores con Dioniso, dándole un hijo Príapo, que sufrió la ira de Hera, quien quiso castigar la promiscuidad de su madre marcando a su hijo con un aspecto grotesco; Príapo nació feo y con enormes genitales, fue jardinero y llevaba una podadera.

Zeus nunca yació con su hija adoptiva, pero sentía los efectos del ceñidor mágico sintiéndose tentado constantemente, se vengó humillándola al hacer que se enamorara de un mortal: Anquises rey de los dárdanos y nieto de Ilo. Afrodita aprovechó una noche en que estaba dormido y se introdujo furtivamente en su cabaña de pastor en el monte Ida de Troya y en su lecho de pieles de oso y leones; al despertar descubrió su identidad y le dijo que mantuviera en secreto la relación. Pero  al poco tiempo cuando un amigo le preguntó, mientras bebían, si no preferiría acostarse con la hija de otro antes que con Afrodita, Anquises contestó bravuconamente que: «No, me he acostado con ambas, y la pregunta es absurda»; este comentario llego a oídos de Zeus quién lanzó un rayo contra él que fue detenido por el ceñidor de la diosa evitando su muerte, aunque quedó bastante debilitado. De sus amores con Anquises dio a luz un hijo que luego sería famoso: Eneas.

Parece ser que para dar celos a Apolo, Afrodita pasó varias noches con el argonauta Butes, en Sicilia cerca del cabo Lilibeo, dándole un hijo llamado Erix que llegó a ser rey de la isla.

Quizás sus amores con Adonis, junto con los de Ares, son los que mayor tiempo duraron. El relato comienza cuando Afrodita se sintió ofendida al oír la afirmación de la esposa del rey Cínica de que su hija Esmirna era más hermosa que ella. Como castigo hizo que la joven se enamorara de su padre y aprovechando una noche en que estaba borracho se introdujo en su lecho; cuando el padre se dio cuenta de lo ocurrido montó en cólera; blandiendo una espada la persiguió hasta un monte cercano donde la intentó cortar en dos, Afrodita arrepentida la convirtió en un árbol de la mirra que quedó partido en dos de donde surgió Adonis. Afrodita lo escondió en un cofre y se lo entregó a Perséfone diciéndole que lo guardara en un lugar oscuro. Pero la diosa de la Muerte sintió curiosidad y abrió el cofre, cogió a Adonis en sus brazos y lo llevo a su palacio y después lo hizo su amante.  

 Cuando Afrodita se enteró bajó  a reclamar a Adonis y Perséfone apeló a Zeus para que lo dejara con ella, pero éste dejó que la decisión recayera en la musa Calíope y en un tribunal creado al efecto; decidieron que ambas diosas tenían  igual derecho sobre Adonis y por tanto se dividió el año en tres partes para que Adonis estuviera una con Perséfone, otra con Afrodita y tuviera la otra para sí mismo. Pero Afrodita no se conformó con la decisión y valiéndose de su ceñidor mágico consiguió que Adonis cediera su parte en su favor. Perséfone ofendida fue a Tracia y se lo contó a Ares, quien celoso se disfrazó de jabalí y corneó a Adonis hasta matarlo ante los ojos de Afrodita. De la sangre de Adonis brotaron las anémonas y su alma descendió al Tártaro.

Entonces Afrodita acudió a Zeus para que Adonis pasara con ella, al menos, los meses de verano. Este relato tiene otra versión en la que el jabalí era Apolo vengándose de una afrenta de la diosa del amor.

Adonis tuvo un hijo con Afrodita: Golgos, fundador del Golgi en Chipre y una hija, Beroe, fundadora de Beroea en Tracia. Y otros dicen que Príapo era hijo de Adonis y no de Dioniso. 

Historia de la Mujer – SAFO

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           En este nuevo apartado voy a introducir artículos sobre mujeres escritos, durante el siglo XIX, y publicados en revistas destinadas a la instrucción de la mujer. Uno de las cuestiones claves del Siglo de las Luces fue el interés general por la educación de la mujer; escritores y editores invirtieron tiempo y dinero en tema; uno de los métodos empleados fue la creación de revistas específicas que fueron proliferando a lo largo del siglo; al mismo tiempo las mujeres salieron de su espacio privado o círculo familiar y se fueron incorporando al espacio publico con la realización de actividades profesionales, intelectuales, literarias y artísticas. Esa multitud de revistas, en un momento dado empezaron, también, a estar dirigidas por mujeres e incluyeron multitud de artículos sobre la historia de la mujer presentando una galería de personajes femeninos que a lo largo de los siglos habían ido destacando de una manera u otra; ese es el tipo de ensayos, que pueden estar firmados por plumas masculinas o femeninas, es el que voy a ir reseñando en esta sección; para ir viendo cómo nuestras antepasadas fueron conociéndose a si mismas y tomando conciencia de sus capacidades.

El que abre la sección fue publicado en una estas revistas dedicadas a la mujer que más tiempo se mantuvo activa y una de las más importantes: El Correo de la Moda, propiedad de D. José de la Peña y que bajo su dirección comenzó a publicarse en noviembre de 1851; a su muerte, en 1867, asumió la dirección su esposa la escritora Ángela Grassi quien se mantuvo al frente de ella hasta su muerte en 1883. Durante varios años la revista se abría con una sección denominada Instrucción y bajo este título se encuadrada una subsección titulada <Historia de la Mujer>; el número del 16 de mayo de 1877 contenía un ensayo escrito por el historiador Antonio Pirala Criado (1824-1903), firma habitual en este tipo de prensa, que dentro de esa galería de personajes femeninos presentaba a la primera mujer destacada en el mundo de la literatura, más específicamente en el de la poesía, la poetisa griega Safo. Ensayo que a continuación transcribimos

SAFO

Todos los escritores nos han presentado á la Grecia como la cuna de las artes, del saber, de la ilustración del mundo. Pues en este centro de civilización, sobresale también la mujer. En esta sociedad sábia, se vé enaltecido el sexo, y se le da participación en la gloria.

Tal es la que le rodea, que el nacimiento de una mujer, el de la célebre Safo, es bastante para da eterna fama á una desconocida ciudad, á Mitelene, asentada en la isla de Lesbos.

Allí nació Safo, cerca de seiscientos años antes de la venida de Jesucristo, y casada apenas salió de la infancia, quedó en breve viuda; y libre de las atenciones domésticas, pudo entonces dar rienda suelta á su génio, á su brillante imaginación, entusiasta por todo lo bello y sublime.

Sus versos y su ejemplo incitaron á las jóvenes de su sexo á disputar á los hombres la palma de su talento, y adquirió en breve tanta celebridad, que desarmó á sus rivales envidiosos. Así como acudian á oir los versos del inspirado Homero sus conciudadanos, así seguian á Safo las mujeres mas famosas de la Grecia para escuchar sus magníficos cantos.

Aquella sociedad de reinado gusto, aquel pueblo entusiasta por todo lo grande, rodeaba siempre á Safo, se enternacia con sus dulces odas, y sentia á la par que la poetisa lo intenso del dolor por una esperanza perdida, y la alegría del corazón por un amor correspondido.

Busto compartido con  el poeta griego Alkaios

Busto compartido con el poeta griego Alkaios

Entre sus admiradores se encontraban los célebres poetas Archiolo, Archiloco, Hiponax y Alceo, quienes la amaban, gozando de este modo Safo de los mas bellos homenajes de los dos sexos, y del doble placer de reinar á un tiempo sobre ellos por el amor y la admiración.

Pero si pudo un tiempo dominar á sus rivales y mostrarse superior como su génio, tuvo al fin que sufrir la suerte designada á todas la celebridades del mundo, á todas las personas que por sus dotes descuellan sobre las demas. La desgracia que suele ser patrimonio del talento, alcanzó tambien á Safo, y vagó errante, cantó sentidos versos, y mojó las cuerdas de su lira con sus lágrimas. Y tanto fué su dolor que la vida le era insoporable, era un mal cuyo remedio buscó en el Salto de Leucades, medicina de los amantes, hallada en la eternidad. Personemos su estravio.

Su nombre embelleció su patria y su siglo, y puede presentarse á Safo como la personificación de aquella época de emociones tiernas, de dulce poesía.

Ella inventó el plectro, especie de pua para herir las cuerdas de la lira, ella inventó el verso que lleva su nombre, sáfico. Ella dio origen con sus versos á que se conociera en nuestras emociones la pasion exagerada del amor, y á la par que daba ideas á los médicos, presentaba modelos de buen gusto á los poetas. No en vano fué llamada la décima musa.

Busto compartido con el poeta griego Alkaios

Busto compartido con el poeta griego Alkaios

Lástima que no parezcan sino muy pocas de sus poesias; pero entre las que se conservan, puede comprenderse en valor de las perdidas.

La Historia ha presentado á Anacreon, á Alceo, etc., dando esplendor á Grecia, y en particular á Lesbos; y siendo contemporánea Safo, ¿ocupa inferior lugar que estos vates ilustres? ¿No puede envanecerse su sexo de que aquellos tiempos de magnifica poesia y de castos amores, pueden ser personificados también por una mujer que supo reunir el doble encanto del sexo y del saber? Si en unos pueblos se suscitan Amazonas que solo saben ser guerreras, en otros surgen poetisas como Sao, que enaltecen la ventura, la paz y el amor. Alli se debe á la mujer la destrucción, la desgracia; aquí es deudora de los adelantos, de la felicidad; y en una y otra parte, desmiente ese sexo la importancia á que se le ha querido relegar, la ignorancia en que se la ha querido sumir, la nulidad que se le ha atribuido.

A. Pirala