Tras una breve semblanza de la escritora granadina Rogelia León se reproduce su poesía Ella y Él, publicada el el número 33 de la revista El Correo de la Moda el 8 de febrero de 1857, como muestra de su quehacer poético
(Virginia Seguí)
Rogelia León es una escritora española nacida en Granada, respecto a su fecha de nacimiento hay alguna discrepancia ya que si bien las fuentes coinciden en el día y mes de su nacimiento fijándolos en el 16 de septiembre; difieren en el año; Faustina Sáez de Melgar en su artículo sobre la escritora indica que fue en 1832 y Carmen Simón Palmer lo fija en 1828; pensamos que los datos ofrecidos por Faustina Sáez de Melgar tienen plena validez ya que su artículo sobre su amiga Rogelia León está realizado cuando ésta colaboraba en su revista La Violeta, por lo que dicha fecha estaría contrastada con la propia Rogelia.
Al parecer la familia de Rogelia había sufrido contrariedades durante la revolución de 1812 y ella nació ya en un hogar noble pero venido a menos; lo que no impidió que recibiera una educación esmerada para la época según se desprende de lo que afirma Sáez de Melgar sobre ella: «Desde muy tierna edad frecuentó los colegios más distinguidos. Estudió el francés, el dibujo, la música, demostrando una pasión irresistible por las artes.»
Asistió al colegio de la Santa Cruz de Granada destacando en geografía, gramática y retórica, ademas de la clase de labores. Tras abandonar el colegio asistió a las clases que se impartían en la academia literaria del Liceo granadino donde acabaron de despertarse sus aficiones literarias; comenzando pronto a componer poesías que después leía en las sesiones que allí se celebraban.
Distinguiéndose en el arte de la declamación, no obstante parece que su salud se resintió y debió abandonar esta actividad dedicándose entonces plenamente a la literatura; en la que cultivó varios géneros: novela, teatro, poesía, relato corto costumbrista, etc. Entre sus obras más destacadas podemos citar: su libro de poesías Auras de la Alhambra y drama en verso Jeannie (o Fanni) la escocesa ambas publicadas en 1857.
Colaboró en numerosas revistas de la época entre las que destacan La Mujer, El Fénix, La Aurora de la Vida, La Mujer Cristiana, El Museo Literario, El Álbum de las Familias; destaca su colaboración en La Violeta, revista de la era propietaria y directora Faustina Sáez de Melgar; su aportación era variada: poesía, novela, artículos educativos y de costumbres, etc.
La poesía que hemos elegido para reproducir como ya hemos dicho apareció en otra revista madrileña: El Corro de la Moda, revista destinada al público femenino que tuvo una dilatada vida manteniéndose en activo durante casi toda la última mitad del siglo XIX.
ELLA Y ÉL
Y el no amar llanto y dolor;
¿pues por qué á llorar convida
con amor ó sin amor?…………
………………………………………………»
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Ella y él son dos palabras,
ó mas bien sílabas tres,
de corto significado,
pero de mucho entender.
Ella es la gloria, el encanto,
las delicias de un harem,
y el ángel bueno ó el malo
en quien ciego adora él.
Él es el suspiro tierno,
el inefable placer:
es quimera y dulce fé:
es inconstancia y ternura:
es señor y esclavo fiel
es en fin el hombre altivo,
y ella la tierna mujer.
Son dos séres que nacidos
para el mal ó para el bien,
se aborrecen ó se aman
con rendicion ó altivez.
Ella es el ruego, el halago;
el orgullo y fuerza él;
mas hay veces que rendido
ella le gana en poder.
Son un juego de verdades
y un misterio de doblez,
donde el temor y el deseo
dan un martirio cruel.
Son dos séres que se huyen
y se buscan á la vez,
y al encontrarse padecen
y sufren si no se ven.
Cuando el uno adora ciego
suele el otro ser infiel,
arrojando en el olvido
las promesas del ayer.
Son el imán de la vida;
la redoma de Leyden:
la náutica del piloto
y del pescador la red.
cual la yedra en el vergel,
á el arbusto más frondoso
que cercano en torno vé;
mas ¡ay! Que á veces las ramas
donde buscára un sostén,
de su error y confianza
las cadenas suelen ser.
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Ella es la blanca azucena
y el amante lirio él,
que al besar su pura frente
la arrebata de un edem,
sin galas ya, ni frescura,
ni perfumes que ofrece.
es la casta sensitiva
y el profanador es él,
á quien ella teme y ama
como sombra de su ser.
Es cual la triste palmera
evitando los halagos
con aparente desden.
Mas si el amante orgulloso
sus brazos llega á tender
hacia alguna que rendida
corresponde aquella fé;
llora la triste palmera
sus rigores y esquivez,
y abatido su ramaje
triste piensa en el ayer,
Es muy interesante ver la manera de contraponer los sentimientos. Y muy curiosa la alternancia de los versos.
Es otra de esas mujeres que en una epoca tan dificil luchaba por ser «visible». Me ha encantado.
Me encantó. Hago un monográfico en la Universidad Politécnica sobre Literatura española del XIX. El profesor, muy bueno por cierto, nos dijo que habían catalogadas más de dos mil mujeres escritoras de ese siglo, además de Rosalía, Carolina Coronado, Gertrudis G. De Avellaneda… Voces femeninas que fueron testimonio de la postergación de la mujer y los problemas que les
suponían su actividad literaria