Análisis de la tipología femenina a través del costumbrismo IV. Por Virginia Seguí


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        A continuación presentamos la cuarta entrega de la Comunicación presentada en el Congreso <Frasquita Larrea y Aheran. Europeas y Españolas entre la Ilustración y el Romanticismo (1750-1850)>. Organizado por la Universidad de Cádiz y realizado en el Puerto de Santa María en colaboración su Ayuntamiento. Publicada en las Actas del Congreso en el año 2003. Las imágenes que ilustran el texto fueron grabadas por Juan de la Cruz Cano y Olmedilla para su obra Colección de trajes de España publicada en 1777.

       Next we present the fourth delivery of the Communication presented in the Congress < Frasquita Larrea and Aheran. European and Spaniards between the Illustration and the Romanticism (1750-1850) >. Organized by the University of Cádiz and carried out in Santa María’s Port in collaboration their City council. Published in the Records of the Congress in the year 2003. The images that illustrate the text were recorded by Juan de la Cruz Cano y Olmedilla for their work Collection of suits of Spain published in 1777.

Al mismo tiempo, Pons le indica que está abierto a sugerencias que mejoren su proyecto y, en este sentido, Faustina propone dos cuestiones, a nuestro juicio, importantes; la primera de ellas es la posibilidad de entregar, conjuntamente con la publicación, de las biografías y los retratos de las escritoras autoras de los tipos que se incluyan en el libro: «[…]He acogido con satisfacción el pensamiento de las biografías de las autoras, así como lo de dar sus retratos en uno ó dos grupos combinados artísticamente y hechos por un buen dibujante«

Nos interesa hacer hincapié en esta propuesta pues creemos que con ella, la escritora, consciente de que, posiblemente, en los tipos de mujer que se incluyan en el libro difícilmente va a ser posible presentar la mujer desde perspectivas renovadoras, introduce la realidad en él; mediante sus fotografías. Así las lectoras podrán comprobar que las autoras de los artículos son seres de carne y hueso y al igual que ellas: guapas, feas, jóvenes, viejas, etc.; mediante sus biografías conocerán las dificultades que, muchas de ellas, tuvieron que salvar para, finalmente, dedicarse a ejercer como escritoras, pudiendo convertirse en ejemplos a seguir. La segunda indicación que, creemos, Faustina hace a Pons es la ampliación del ámbito geográfico de los tipos sugiriendo la inclusión de tipos de portugueses y americanos; con ello, el libro, cobraría un carácter internacional, podría comercializarse en estos países más fácilmente y las autoras tendrían mayor difusión y serían conocidas también en esos países: «Me parece bien su idea respecto á los tipos portugueses, quedando Vd. en libertad de obrar como mejor le plazca en ese asunto

Con ello parece quedar claro que el editor acepta ambas propuestas y, por tanto, el título de la publicación se adecuará a las nuevas circunstancias pasando a denominarse: Las españolas, Americanas y Lusitanas pintadas por sí mismas, esta propuesta de ampliación de tipos se hará extensiva, también, a la vertiente masculina.

Faustina contactará directamente con noventa y dos escritoras mayoritariamente españolas para conseguir su colaboración en la obra, entre ellas se encuentran: Rosario Acuña y Villanueva de la Iglesia, Dolores Aguado, Olimpia Alborad, Concepción Arenal, Robustiana Armiño, Teresa Arromir, Julia de Asensi, F. Virginia Aubert y de Noya (Seud. Felicia), Refugio Barragán de Toscano, Patrocinio Biedma*, Eladia B. y Patier, Joaquina Bayans Muñoz, Carmen Blanco, Rafaela Bravo Macías, Emilia Calé de Torres Quintero*, Mª José Canuto, Luisa de Carlos, Aurelia Castillo de González, Rosalía de Castro y Murguía*, Pilar Contreras y Alba de Rodríguez*, Carolina Coronado, Isabel Cheix Martínez, Rita Chiappe Cavet, Filomena Dato Murnay, Antonia Díaz Fernández de Lamarque, Amalia Domingo Soler, Luisa Durán de León, Josefa Estevez de G. del Canto*, Eugenia H. Estopa*, Amelia Fanny, Joaquina García  Balmaseda,  Ana García del Espinar, Amparo García, Mª Gertrudis Garecabe (Seud. Ventura Hidalgo)*, Elena Giménez, Concepción Gimeno de Flaquer, Dolores Gómez de Cádiz, Ángela Grassi*, Nicasia Guernada Rodríguez, Mercedes Gutiérrez del Valle*, Ana Mª Tiberio Lolá, Mª de los Dolores Landeras, Clemencia Larra*, Enriqueta Lozano de Vilches, Felisa Lugaro, Purificación Llobet (Seud. Camila Calderón), Rosa Martínez de Lacosta, Josefa Massanés Dalmau, María Mendoza de Vives, Fausta Meneses, Dolores Moncerdá de Maciá, Julia Moya (Seud. Graciella), Matilde Mupriano, Joaquina de Oliván*, Ermelinda de Ormaeche, Emilia Pardo Bazán, , Pilar Pascual de Sanjuan, Pilar Payans de Campos, Victoria Peña y Amer, María de la Peña, Josefina Pérez*, Anna Plácido, Mª del Carmen Prat Josefa Pujol de  Collado, Gertrudis Pusich, Fca. Carlota del Riego Pica, Blanca de los Ríos, Dolores Rodríguez de Francisco, Natividad Rojas y Ortiz de Zárate*, Ángela Ruiz de Baro y Batán (Anagr. R. De B. y B., Ángela), Victoria Saenz de Tejada, Josefa San Román Adela Sánchez de Cantos, Cándida Sanz y Cresini, Francisca Sarasate, Micaela de Silva, Mª Pilar de Sinues, Ana Mª Solo de Zaldivar, Carolina de Soto y Corro*, Sofía Tartilán, Guiomar Torreras, Josefa Ugarte de Barrientos*, Gregoria Urbina y Miranda*, Mª Amelia Vázquez de Carbalho, Práxedes Villar de la Torre y Prudencia Zapatero de Angulo*. (Nota aclaratoria: aparecen subrayadas las que enviaron artículo y se publicó. En cursiva las que enviaron artículo y quedó inédito. Con asterisco las que enviaron Biografía y se conserva en el archivo de Faustina Sáez de Melgar.

Propiciará, también, la participación en la obra de escritoras lusitanas y americanas publicando en periódicos y revistas de varios de estos países anuncios y sueltos informando sobre la obra y las posibilidades de participación en ella.

Aunque en principio, se pensó en que la obra se publicará en dos tomos, de entre 600 y 800 páginas cada uno, finalmente sólo se publicó el vio la luz primero, de ellos, ya que al no tener el éxito esperado el editor paralizó su publicación. El único tomo publicado contiene 63 tipos que hemos clasificado en los siguientes siete grupos:

TIPOS QUE REFLEJAN ACTIVIDADES PROFESIONALES: La abadesa; La actriz española; La cigarrera; La costurera de aldea; La dida (la nodriza); La lavandera; La lechera; La modista; La novicia; La poetisa del pueblo; La poetisa romántica; La pupilera; La trapera; Las floristas.

TIPOS: PATOLÓGICOS O PSICOLÓGICOS: La sonámbula; La jugadora.

TIPOS EN LOS QUE SE MEZCLA LO PROFESIONAL CON LO REGIONAL: La artesana salmantina; La criada (tipos madrileños); La labradora valenciana; La maestra catalana; La niñera. Tipo callejero (Costumbres madrileñas); La portera (tipo madrileño); La sardinera (tipos de Santander); Tipos al natural: La sevillana rica, la pitillera sevillana, la obrera catalana, las militaras; La batelera de Pasages.

TIPOS QUE REPRESENTAN ACTITUDES O ROLES SOCIALES: La aristócrata devota; La gran dama del mundo; La hija del pueblo; La mujer ilustrada; Las madres jóvenes; La señora rica; La solterona; La casamentera; La dama diplomática; La marisabidilla; La viuda; La santurrona; La espiritista; La gitana.

TIPOS REGIONALES: La aragonesa; La sevillana; La cordobesa; La gallega; La charra salmantina; La logroñesa; La madrileña; La mujer de Jaén; La mujer de su casa en Andalucía; La mujer extremeña; La mujer vascongada; La murciana; La pontevedresa; Las heroínas catalanas; La chula madrileña; La payesa catalana.

Tipos NO Nacionales (Coloniales y Extranjeros): La mujer de Gibraltar; La mujer de la Habana; La mujer filipina. Bada, historia de una esclava. Ida, la princesa manova (costumbres filipinas); La mujer portuguesa; La fidalga (gran dama portuguesa); La mujer norte-americana (California de 1808 a 1881); Una boda en Tuxpan (Costumbres mejicanas).

Existen, además, algunos tipos que, ante la paralización de la publicación, quedaron inéditos:

TIPOS QUE REFLEJAN ACTIVIDADES PROFESIONALES: El ama del cura; La monja; El ama de gobierno; La pescadora; La bailarina; La sirvienta.

TIPOS: PATOLÓGICOS O PSICOLÓGICOS: La loca.

TIPOS EN LOS QUE SE MEZCLA LO PROFESIONAL CON LO REGIONAL: La varina, pescadora portuguesa; La pescadora valenciana; La cigarrera de Sevilla.

TIPOS QUE REPRESENTAN ACTITUDES O ROLES SOCIALES: La curiosa; la mujer modesta; La aristócrata del pueblo; La muger del albañil; La mendiga; La envidiosa; La beata; La mujer de nuestros días; La coqueta; La mujer de carrera; La enamorada andaluza.

Como vemos Faustina conseguirá una participación nutrida y sólo en el primer aparecen artículos firmados por cuarenta y ocho escritoras distintas.

Una vez llegados a este punto debemos analizar las diferencias y similitudes que se observan entre las diferentes publicaciones, analizando las causas por las que esto sucede.

Sin duda los cambios producidos en la sociedad se reflejan en la aparición y desaparición de tipos femeninos; la nueva sociedad liberal va a exigir a la mujer cambios sustanciales; el juzgar éstos positiva o negativamente hasta que punto va a depender de si la mirada es masculina o femenina, no cabe duda de que la manera de describir estos cambios va a influir decisivamente en el pensamiento colectivo de la sociedad y por lo tanto va a determinar la aceptación de estos cambios o la crítica hacia estas nuevas actividades a las que la mujer va a ir accediendo. Con frecuencia la visión altamente misógina de los autores masculinos es tal que la mera enunciación del tipo puede calificarse, con frecuencia, de vejatoria y en todo caso de peyorativa hacia la mujer. No hace falta ni entrar en la lectura del artículo para que esto quede de manifiesto; y es lo que sucede, sobre todo, en el libro: Las españolas vistas por los españoles.

En el caso de los tipos regionales cabría indicar que hoy día está, sobradamente, demostrado que las mujeres del mundo rural han realizado actividades laborales en todas las épocas, sin embargo, esto no siempre queda reflejado, el tratado de agricultura escrito en 1617 por Fray Miguel Agustín bajo el título de los secretos de la agricultura, reflejando los deberes del ama de casa en el campo y entre ellos figuran:

 «cuidar de las vacas para obtener leche, queso y  manteca; cuidar de los cerdos y elaborar la matanza anual; cuidar de las palomas  de las demás aves y abejas; ir al horno a amasar; curar el lino  el cáñamo para hacer las telas necesarias para la casa; abastecer la bodega; cuidar del huerto para proveerse de hortalizas  y frutas; además de tener,  y mantener la ropa  la casa limpia. Era también necesaria su ayuda para: recoger la paja  y los sarmientos  y poder calentar el hogar, ayudar en la vendimia al cabeza de familia o, en la siega, o recogida de frutos  y ser ahorrativa para que el matrimonio fuese adelante.«

Los modelos del siglo XIX son ejemplarizantes en este sentido, excepto cuando la mirada es femenina. La tendencia masculina es obviar esta circunstancia primando, en general, cuestiones como la fisonomía o la indumentaria regional sobre los aspectos laborales o profesionales.

Algunos de los tipos descritos tienen tradición literaria como: la gitana, la celestina, la partera, la monja, tipos se van a mantener a pesar del transcurso del tiempo.

Otros, por el contrario, son de nuevo cuño, nacerán como consecuencia de las transformaciones sociales que tienen lugar en estos años; los que más nos interesantes son <las petimetras> y <las majas>, personajes muy frecuentes en la literatura y el arte de los siglos XVIII y XIX.

La voz petimetre deriva del francés petit maître y sirve para designar a un tipo de hombres dedicados al cortejo o chichisveo perdiendo por ello muchos de sus valores varoniles y siendo considerados por la sociedad de su época como seres afeminados y fatuos. También se les denominaba pisaverdes o currutacos. El nombre de petimetra deriva del anterior y define a una mujer dedicada también al cortejo, por el cual había abandonado sus obligaciones como esposa y madre, fascinada por el lujo, la moda y en general por las cuestiones más superfluas de la vida; durante el XIX hay algunas transformaciones y comienzan a aparecer, frecuentemente, denominaciones cómo: lechuguino, dandy, elegante.

Como ya hemos visto es un personaje que comienza a aparecer cada vez con mayor frecuencia en las obras de grabadores, por ejemplo los modelos que presenta Juan Cruz en su obra a este respecto son: Petimetra con manto en la Semana Santa. A. Rodríguez en la suya incluye bastantes más citaremos algunas: Petimetra en serio; Petimetra a la sacerdotisa; Petimetra con basquilla de flecos de madroños y mantilla negra transparente con blondas; Petimetra con basquilla de real y mantilla transparente; Petimetra con túnica blanca y gorro de terciopelo negro.

Y entre los literatos del XVIII, está el ejemplo de Ramón de la Cruz ya citado, pero no es el único que refleja todo este mundo, también cabe destacar por ejemplo a Clavijo y Fajardo con su obra: Libro de modas o ensayo de los currutacos, pirracas y madamitas de nuevo cuño. Escrito por un filósofo currutaco, publicado en 1795 o el de Juan Antonio Zamacola: Elementos de la ciencia contradanzaria, para que los currutacos, pirracas y madaminas del nuevo cuño puedan aprender por principios a baylar las contradanzas por sí solos o con las sillas de sus casas. Su autor Don Preciso. Editado en Madrid en 1796. El majismo es otro fenómeno vigente desde el XVIII, se trata de una reacción al fenómeno anterior y en general contra todo extranjerismo;  condicionado por la Guerra de la independencia y las reivindicaciones nacionalistas propio del romanticismo que mantiene su vigencia durante el XIX y que llega a representar en el resto de Europa la propia esencia del español. En este caso es la maja quien se adelanta al majo, su nombre parece que proviene de <mayo>, antigua costumbre de Madrid entre las clases populares de la celebración el primero de mayo de una fiesta profana heredada de los romanos, en la que se elegía a una reina, la más guapa del barrio, que paso de ser maya  a ser maja por derivación.

Las criadas tienen también una tradición, ya que desde antiguo era habitual que las hijas de familias pobres fueran a servir, desde niñas, a casa del amo o hacendado allí eran  <criadas> a cambio de la realización por su parte de diversas tareas, esto les permitía conseguir una dote y por tanto acceder al matrimonio cuando llegara el momento. La nueva sociedad burguesa e industrial va a cambiar el tipo, que se va acomodando a las circunstancias; existe una tendencia a la concreción ya no es la criada para todo sino que estará definida por las tareas concretas que realice: la cocinera, la doncella, la niñera, el ama de cría -aunque este último puede relacionarse, también, con la nodriza-, se modificarán algunas de sus características; ya no se trata de una criada que se mantiene en una casa muchos años y que tiene la confianza de su ama, sino más bien al contrario; la situación ha cambado y las hijas de las familias pobres no encuentran, ahora, trabajo tan fácilmente y deberán desplazarse cada vez a zonas más alejadas de sus lugares de nacimiento para encontrar señoras que las contraten; y éstas se sirven de informes para conocer su honradez y habilidades, algunas de ellas no resultan ser tan honradas como cabía  esperar y esto hace que su fama no sea demasiado buena. Los artículos que las describen reflejan un sentir de la sociedad.

BIBLIOGRAFÍA

AFSM: Documentos: (D0192); (D0194); (D0219); (D0222); (Sue0404); (Sue0405);

AA.VV. Historia de las Mujeres en España. Madrid. Ed. Síntesis. 1991

MARTÍN GAYTE, Carmen. Usos amorosos del dieciocho en España. Madrid. Ed. Anagrama. 1987.

SEGUÍ COLLAR, Virginia. «Una mirada sobre sí mismas» en AA.VV. Actas del Congreso Luchas de Género en la Historia a través de la imagen. Celebrado en Málaga del 27 al 29 de octubre de 1999. Málaga. UMA. 2000

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