ESCRITORAS ESPAÑOLAS DEL SIGLO XIX. María Mendoza de Vives

 

 

 

 

 

                  María Mendoza de Vives es una más de las escritoras españolas a las que María del Pilar Sinués de Marco dedica su atención, redactó su biografía que fue publicada el 31 de julio de 1861 en el número 412 de la revista madrileña El Correo de la Moda. En ella nos relata los datos que conoce de la vida y actividades de la escritora malagueña. Se respeta la ortografía original como es habitual.

 

 

 

 

MARÍA MENDOZA DE VIVES. Por María del Pilar Sinués de Marco

 

El 19 de Diciembre de 1821, nació la distinguida escritora que hoy va á ocuparnos, y de la cual tan bellas y dulces poesías ha publicado nuestro periódico.

Vió la primera luz en Hardales*, pueblo de la provincia de Málaga: mas á los pocos meses, sus padres, los señores D. Juan Mendoza y Rico y doña Agustina Mendez y Parada, se trasladaron á Málaga, donde aquél ejercía su profesion de médico.

La educacion de María Mendoza fué modesta, y segun las ideas de la época, que prohibia toda instruccion para las mujeres: y aquí hay que repetir lo mismo que se ha dicho de casi todas la poetisas españolas: contarióse por sus padres con empeño su aficion á la poesía, que desde muy temprano empezó á revelarse hasta en sus juegos infantiles.

Trece años tenia, cuando en Junio de 1834 el cólera morbo le arrebató a su madre, y su padre volvió á casarse poco despues de un año.

Entonces disfrutó María de alguna mas libertad para dedicarse a su ocupacion favorita: hizo versos de ese ardor, con ese entusiasmo hijos de la primera juventud, sin estudios preliminares, sin mas libros que los que el azar la proporcionaba, sin mas guía que su propia inspiración, sin mas ambicion, en fin, que leérselos a sus hermanos y á un reducido círculo de amigos íntimos.

¡Dichosa edad aquella en que una mirada de amor y simpatía nos alienta para los mas árduos y desagradables trabajos!

¡Dichosa edad aquella en que el canto de un pájaro, el sonido del agua, ó la vista de una flor hallan en nuestra alma ecos armoniosos, como si aún recordáramos el cielo de donde aquella descendió!

Entonces es cuando brotan á raudales los versos fáciles, sonoros, llenos de melodía, porque la prosa de la vida, aun no ha embotado los órganos del sentimiento.

Gracias á su rica imaginacion meridional, y á su organismo esencialmente de poeta, el estro de María Mendoza se ha conservado tan robusto y luminoso como en aquella época.

Un estraño acontecimiento vino á dar publicidad á sus lindos y misteriosos ensayos: un jóven amigo suyo, llevado de un pueril motivo de venganza, estampó en un periódico de Málaga una acusacion de plagio, respecto á una de aquellas composiciones; María, herida cruelmente en su amor propio, animada por sus amigos, y con el beneplácito de su padre, se defendió animosamente en el mismo terreno en que se la habia ofendido, y haciendo al público juez de su causa, dió á la luz en el mismo periódico la composición mencionada, á la que siguió otra, que le valió entusiastas elogios de personas competentes.

 Esto ocurria en 1838. Lanzada ya a la espinosa senda literaria, solicitaron con empeño sus inspiraciones poéticas los periódicos los periódicos de Málaga y de Granada, en los cuales publicó varias poesías de mucho mérito.

En febrero de 1841 casó con D. Ramon Vives, abogado: desde esta época, María, modesta siempre y exausta enteramente de ambicion, no ha dedicado a la poesía mas que los ratos de solaz que le han dejado libres sus deberes de esposa y madre.

Asuntos particulares llevaron á su esposo á Madrid, en 1842, y María le acompañó: pero durante su corta permanencia en la córte, vivió muy retirada y rehusando concurrir á los círculos literarios, en los cuales querian introducirla sus distinguidas amigas las señoras Gomez Avellaneda, y Gomez de Cádiz.

Poco tiempo despues, María Mendoza de Vives se trasladó con su esposo á Cataluña, donde ha vejetado en poblaciones subalternas, en las cuales ha ejercido aquél los destinos de promotor fiscal y juez, y ella ha seguido ocupando sus ratos de ocio en escribir poesías que, por lo regular, no veia nadie.

Las instancias de sus amigos la obligaban, sin embargo, á publicar algunas, aunque de tarde en tarde: entre ellas lo fueron dos preciosas leyendas tituladas: Brígida y El Conde de Teba, en el Diario de Barcelona: en esta época, el señor Ferrer del Rio escribió n prólogo para un tomo de poesías de la señora Mendoza de Vives, las cuales le hizo ver un amigo, que se las llevó consigo á la corte.

Los vaivenes políticos produjeron la cesantía de su esposo en 1855, desde cuya época, y para la mejor educación de sus hijos, fué á establecerse en Barcelona como abogado.

En dicha capital ha publicado la señora Mendoza de Vives muchas poesías en diferentes periódicos: cuéntanse, entre ellas, la leyenda bíblica titulada Jephté, que vió la luz en la Ilustracion Barcelonesa, y El amor de los amores, en La Abeja, revista científico-literaria: esta última leyenda ha sido reproducida por muchos periódicos, á causa de su notable mérito.

En prosa tiene publicadas dos Narraciones, tituladas: Quien mal anda mal acaba, y Las barras de plata: la primera se insertó en el folletin de El Diario de Barcelona, y la segunda en el Album de las familias.

Dentro de muy pocos días empezará á ver la luz en el citado diario una novela que está concluyendo en la actualidad.

La Maravilla, gran sociedad editorial, dará tambien á la luz en breve dos tomos de la señora Mendoza de Vives de leyendas y poesías, con el título de Solaces poéticos.

Conserva inéditos, además de algunas poesías, dos leyendas, una comedia de costumbres y dos dramas en verso.

Uno de los dramas fué representado con grande éxito en Mayo de 1860 en el Conservatorio Lírico dramático Barcelonés, y posteriormente en algunos otros teatros: el otro habia sido admitido para representarse en el teatro del Circo de Barcelona: mas á consecuencia de cuestiones relativas al reparto, lo hizo retirar.

María Mendoza de Vives ha vivido por lo general y mas particularmente en el dia, bastante retirada del mundo, y casi enteramente dedicada al cuidado y amor de su familia; pero su mérito como escritora es tan conocido, tan relevante, que los catalanes, cultos y entusiastas, le rinden el homenaje debido á su talento, no menos que á sus virtudes como esposa y madre.

Pertenece, como sócia de mérito, á varias sociedades literarias, y entre ellas, á la Academia de Buenas Letras de Barcelona.

Como mujer, no es menos estimable la señora Mendoza de Vives que como poestisa: hállasela siempre en su casa rodeada de sus hermosos hijos, educados por su madre con la mas solícita ternura.

El tipo meridional, templado por la dulzura del sentimiento, es el que resalta en María Mendoza de Vives: y los que tenemos la dicha de haberla visto y de llamarnos sus amigos, no sabemos qué admirar mas en ella, si la brillantez de su talento, ó lo afable, lo distinguido y lo agradable de su trato.

María del Pilar Sinués de Marco

 

 * Como aclaración indicar que en el texto original figura Handales, posiblemente un error de imprenta, y que la localidad actualmente es conocida por Ardales, que es como la cita Carmen Simón y Palmer en su manual Bio-bibliográfico de Escritoras españolas del siglo XIX.