María Josefa Massanès Dalmau está considerada la decana de las poetisas catalanas y posiblemente también lo sea de las españolas, ya que sus actividades literarias comenzaron antes que las de Gertrudis Gómez de Avellaneda o Carolina Coronado aunque tuvieran menor eco; tiene, además, el honor de ser una de las pocas mujeres cuyo trabajo fue reconocido por sus contemporáneos; aunque esto se circunscriba, sobre todo, al mundo cultural catalán más que al resto del país; la sociedad catalana en general y sus Instituciones; al frente de las cuales estaban sus colegas escritores y artistas; le reconocieron su valía otorgándole títulos e incluyéndola en la galería de catalanes ilustres sin que su sexo fuese obstáculo para ello. Pese a haber publicado con anterioridad el artículo que Pilar de Sinués escribió sobre ella, creemos interesante introducir esta esta especie de actualización en la que se da información más detallada y actualizada sobre su vida y su obra.
Biografía
María Josefa Massanés Dalmau de González. Nació en Tarragona 19 de marzo de 1811; su padre, José Massanès era militar y lucho como capitán de Zapadores en la Guerra de la Independencia. En 1820 tuvo que exiliarse en Francia no pudiendo regresar a España hasta 1833. Su madre, Francisca Dalmau falleció cuando ella tenía cinco años de edad, por lo que desde muy niña tuvo que vivir con sus abuelos paternos; durante esos años parece ser, que la familia sobrevivía gracias al trabajo que como bordadoras realizaban ella y su abuela. Además de la educación habitual, Josefa estudió durante estos años francés e italiano idiomas que dominaba y en los que escribía.
Su vocación literaria fue temprana y pronto sus poemas fueron publicados por periódicos y revistas de la época; uno de ellos titulado: El beso maternal, tuvo gran éxito siendo traducido al inglés por orden del Gobierno de Nueva York y recomendado su aprendizaje en los centros educativos de Inglaterra y Estados Unidos; Rubio y Ors incluyó este poema en su obra: Libro de lecturas para niñas publicado en 1845.
En 1843 contrajo matrimonio con el capitán de infantería Fernando González de Ortega, trasladándose temporalmente a vivir a Madrid, y en 1847 regresaron a Barcelona. En 1853 el matrimonio adoptó un niño abandonado y dos años más tarde hicieron lo mismo con dos sobrinos.
Tras la revolución de 1868, su marido queda sin sueldo de militar y ella fundó un colegio de señoritas al que acudirán las hijas de las principales familias de Barcelona, en 1873 falleció su esposo, y poco después uno de sus ahijados.
Ella se retiró a vivir a una torre situada en Vallcarca, uno de los barrios del distrito de barcelonés de Gracia, donde vivió rodeada de árboles y flores hasta su fallecimiento que tuvo lugar día primero de Julio de 1887, contaba 76 años de edad.
Sus obras inéditas y manuscritos fueron legados al Museo Balaguer en Vilanova i la Geltru. En este Museo se realizó una velada homenaje a esta escritora decana de las letras catalanas a la que acudió el Gobernador Civil de la provincia de Barcelona Sr. Antúnez, según informó La Dinastía el 31 de octubre de 1887.
En Tarragona, su localidad de nacimiento, el Ateneo tarraconense de la clase obrera celebró una velada literario-musical en su memoria coincidiendo con las fiestas de San Magín, en el que además de la actuación de un Quinteto Sinfónico se procedió a leer su biografía y varios de sus poemas; además de otras 3 obras dedicadas a su memoria, por otros tantos ilustres escritores. Fue una gran defensora de la lengua y la cultura catalana, destacando en este tema su obra La roja barretina catalana.
El 20 de junio de 1815 su retrato fue colgado en la Galería de Catalanes Ilustres, al mismo tiempo que los de Miguel Biada y Ramón Batlle.
Obtuvo el reconocimiento de varias instituciones literarias y culturales
El 25 de junio de 1838 fue nombrada Académica honoraria de la Academia de las Buenas Letras de Barcelona
Perteneció a las Sociedades Filomática y Filarmórnica
Fue socia facultativa del Liceo Artístico-Literario de Madrid
En 1858 el Marqués de Alfarrás la hizo socio honorario del Instituto Agrícola Catalán
Fue socia honoraria de Círculo Científico-Literario de Almería
En 1862 fue elegida reina de los Juegos Florales de Barcelona, que habían sido refundados en 1859
En 1878 obtuvo el premio de la Academia Bibliográfica Mariana de Lérida
Obras
Poesías. Barcelona. Imp. De J. Rubio 1841. 252 páginas. Reeditada en 1908 por la Ilustració Catalana. Contiene un discurso preliminar sobre la necesidad de ilustrar a la mujer.
Flores marchitas. Nueva colección de poesías. Barcelona. Imp. De A Brusi, 180 324 páginas
Descenso de la Sma. Virgen a Barcelona para la fundación de la orden de la Mercer y la Misericordia. Drama lírico-sacro. Música de D. Bernardo Calvó Puig. Barcelona. Tip. Ramírez y Rialp. 1862. 32 páginas.
Garlanda poética ilerdanesa. Compuesta también por Sres. J. Martí y Folguero, A Guimerá. Lleida, Josep Sol y Torrénts. 1881. 173 páginas.
Importancia dela perfecció dels brodats. Barcelona Imp. De la Renaisensa. 1881 15 páginas.
Obras Colectivas en las que colaboró:
El Álbum de Manuela Carbonell, con una poesía. 1839
Fruto de la Prensa periódica
Lectura Popular
Colección selecta de Moral. Barcelona. 1850
El libro de poesías provinciales ofrecidas a S.M. Algonso XII por el Ayuntamiento de Barcelona. Barcelona 1877
El Llibre de la Patria. Barcelona 1882
Llibre del amor. Barcelona 1882
Almanaque para niños y niñas. Barcelona. 1885
Escritoras Españolas Contemporáneas. 1909.
Las Mujeres españolas, americanas y lusitanas pintadas por sí mismas. Ed. Juan Pons. Barcelona
Muchos de sus poemas y escritos se publicaron en las revistas de la época entre las que se encuentran: El Áncora, El Guardia Nacional, El Reflejo, La Caridad Cristiana, La Luz, La Floresta, La Violeta, El Parthenon, La Ilustración de la Mujer, La Ilustració Catalana, La Veu de Montserrat, La Renaixença, etc.
Para finalizar esta semblanza incluimos una de sus poemas: La violeta y el laurel, publicado el 5 de abril de 1863 en la revista madrileña La Violeta que dirigía la también escritora Faustina Sáez de Melgar.
La Violeta y el Laurel. Apólogo. Por María Josefa Massanés de González
Hijos de un mismo vergel
Y en igual tiempo nacidos,
Crecían verdes y unidos
La violeta y el laurel.
Ella, flor modesta y pura,
En sus hojas se ocultaba,
El ramoso se elevaba
Al través de la espesura.
Ella, fresca y aromosa,
Rica alfombra le tejía,
Él copado protejia
A su amiga generosa.
Y con tal fraternidad
Vivian, que se asegura,
Que envidiaba su aventura
La florida vecindad.
Mas el láuro iba creciendo
Y pausado se alejaba,
Con el rumorcillo blando
De su lenguaje oloroso.
Hablaban, y á su manera
El laurel dijo: Querida,
¿por qué lozana y erguida
No subes cual la palmera?
La orgullo! La insensata!
Con esa soberbia loca,
Sobre sus tallos evoca
El rayo que la maltrata.
Yo tan pobre, hermano mio,
Tan sin fuerzas ni hermosura,
Encumbrarme á tanta altura
Fuera humano desvario.
Crece tú, que eres gallardo,
Y fragante y provechoso,
Y remóntate frondoso
Mientras fiel yo a tu pié guardo.
Tontuela, ¡por qué no subes
Enroscada en mi ramaje,
Y rasgarás el encaje
De las trasparentes nubes?
En tu corola azulada
Brillantes pondrá el rocío,
Y serás en el estío
Por las brisas columpiada.
Suve; el sol te guarda, hermosa,
Ardientes besos de fuego.
Dejame, hermano, te ruego,
Que su llama es peligrosa
Es miedo de flores niñas
Tu mal fundado temor.
¿Pues no sabes, mi señor,
Que el sol quema las campiñas,
Y á la flor que vé orgullosa
Pulveriza con sus llamas,
Mientras tibio entre las ramas
Acaricia á la humildosa?….
¡Ay! Deja que de mi broche
En la sombra y la inocencia
Consagre la pobre esencia
Al luminar de la noche.
Calló; y el sol, que escondido
Tras las nubes la escuchaba,
Es fama que contestaba,
Con un destello encendido:
Planta humilde, que sí ocultas
Tu gragancia y hermosura,
Sigue, sigue en la espesura
Do prudente te sepultas.
Del verde láuro el ramaje,
Emblema de gloria sea;
Siempre el mundo á ti te vea
Medio oculta en tu follaje.
Mas el laurel que amoroso
De tí viva acompañado,
Este será el admirado,
Este será el más glorioso
Dijo: y desde aquel momento
Se observa que, donde quiera
La modestia es compañera
Del verdadero talento.
Parece una mujer decidida y muy generosa.