Poemas escritos por mujeres. La caña y la yedra. María Mendoza de Vives

 

CañasCon el poema La caña y la hiedra continuamos esta serie de artículos en los que intentamos recuperar la voz de escritoras españolas, olvidadas o prácticamente desconocidas hoy día pero que, sin embargo, tuvieron bastante actividad literaria y periodística  durante el siglo XIX apareciendo sus obras, ya fueran estas en prosa o en verso, en numerosos periódicos y revistas de la época.

Este poema de María Mendoza de Vives, apareció en la revista femenina El Correo de la Moda, en su Año X y Núm. 381 del 8 de diciembre de 1860. y en El Bello Ideal, revista que según indica Manuel Garrido a la escritora Faustina Sáez de Melgar en su carta del 12 de junio de 1860 se fundaba bajo la protección de S. M. la Reina y con la finalidad de socorrer las necesidades de la Asociación de Señoras de Beneficencia domiciliaria.

Manuel Garrido, en su carta, le pedía, además, su colaboración en las páginas de la revista con el objeto de realzar su mérito; indicándola que en ella participarían también otras importantes escritoras españolas al tiempo que le pedía permiso para insertar su nombre en la relación de colaboradoras que aparecería al frente de los números de la publicación; así como un trabajo para el primer número que estaba previsto apareciera el 15 de ese mismo mes.

Respetamos su ortografía original y lo ilustramos con imágenes adecuadas al texto.

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Poemas escritos por mujeres. A una margarita. Joaquina García Balmaseda

 

 

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         Este poema fue publicado en el número 374 del año X de la revista madrileña destinada al público femenino El Correo de la Moda, se reproduce con su ortografía original.

Su autora Joaquina García Balmaseda, era una colaboradora habitual de la revista y pasó a ser su directora en 1883 tras el fallecimiento de Ángela Grassi.

 

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ESCRITORAS DEL SIGLO XIX. Natalia Boris de Ferrant. Las hojas secas

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Esta sección está dedicada a los poemas que escritoras del siglo XIX dedicaron a las flores y las plantas, poemas que podemos encontrar en distintas revistas y periódicos de la época, de difícil acceso y localización en la actualidad.

Muchas de ellas son totalmente desconocidas hoy día; su obra no ha conseguido superar esa invisibilidad a que la mujer ha estado y a la que aún está sometida, hoy día en menor medida.

Por otra parte la poesía es el género literario al que le cuesta más trascender; sus lectores, comparados con los de la novela, somos minoritarios pero no por eso hay que dejar de perseverar en su difusión y alentar su consumo.

Este poema fue publicado por la revista El Correo de la Moda, apareció en el número 8 de la 2ª época el 28 de febrero de 1853, tiene por tanto más de siglo y medio de vida pero, hoy día, son pocos los que han disfrutado de su lectura; aparece datado en el Real Sitio de San Ildefonso el 22 de septiembre de 1852.

Su autora es una escritora prácticamente desconocida, Natalia Boris, se conocen muy pocos datos sobre ella y, además, presentan diferencias. María del Carmen Simón Palmer la incluye en su Diccionario bio-bibliográfico de escritoras españolas del XIX, (Simón,1991:127) aunque en la reseña aparece como Natalia Boris de Oliveres, sin embargo, el poema que insertamos a continuación está firmado por Natalia Boris de Ferrant; es posible que la escritora quedara viuda y contrajera nuevo matrimonio entre 1853, fecha publicación de este poema y 1865 fecha la publicación de su segunda obra conocida; sabemos que se trata de la misma persona al indicarse que colaboró en El Correo de la Moda en 1853. Tras esto se citan otras dos de sus obras, un poema en Corona literaria impresa con motivo de la inauguración de la estatua de Colón  que debía citarse en la misma revista en 1860 y un artículo titulado La humildad, publicado por La Violeta en abril de 1865; artículo que aparece dedicado a su amiga Doña Carmen Alarcón de Castelao y firmado en Segovia en 1865.

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La corona poética realizada para conmemorar la inauguración de esta estatua de Colón tuvo cierta repercusión en el mundo cultural de la época y los poemas de los participantes fueron leídos en el madrileño Teatro de los Sres. de Piquer;  la Sra. Boris de Ferrant hizo su lectura el 12 de diciembre de 1860, según informa el periódico La Época del día siguiente. Puede comprobarse que todavía en este año sigue apareciendo como Sra. de Ferrant. La estatua de Colón a la que se hace referencia es la realizada por el escultor José Piquer con destino a la ciudad cubana de Cárdenas, erigida en la plaza de Isabel II; al parecer, la primera del Almirante expuesta públicamente en el continente americano.

Juan P. Criado Domínguez no la cita en su obra Literatas Españolas del siglo XIX (Criado,1889)

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Escritoras Españolas. Antonia Díaz Fernández. Por Virginia Seguí

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Antonia Díaz Fernández es una más de la multitud de escritoras españolas olvidadas del siglo XIX, como era habitual tras contraer matrimonio con José Lamarque de Novoa comenzó a firmar sus escritos como Antonia Díaz de Lamarque. También firmó a veces utilizando el seudónimo de Enriqueta Madoz de Alianza.

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Alena Collar y El chico de la chaqueta roja en la librería Sinopsis. Por Virginia Seguí

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Presentación de la novela de Alena Collar, El Chico de la chaqueta roja, en la Librería Sinopsis en las Palmas de Gran Canaria.

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Alena Collar y «El Chico de la Chaqueta Roja», presentación en la Librería Rafael Alberti

 

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Podríamos decir que ayer fue un buen día para Alena Collar, presentó su novela El chico de la chaqueta roja en una librería emblemática para ella, a la que se siente unida desde hace años y a la que visita con frecuencia y en la que, desde luego, se siente muy bien acogida, casi como en casa, por Lola Larumbe, su amiga y propietaria; y por todos los que comparten con ella este espacio lúdico y cultural. Para rematar la faena la presentación iba a correr a cargo de dos mujeres: Carmen Peire e Inma Luna con las que comparte afinidades e intereses y por las que, además, siente un gran cariño y admiración. Sí, no cabía duda, iba un día muy especial, sí además iban familiares y amigos a acompañarla, el día colmaría todas sus expectativas…..

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Escritoras Españolas. María Josefa Massanès de González. Por Virginia Seguí

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María Josefa Massanès Dalmau. Retrato publicado por la Ilustració Catalana

 

 

María Josefa Massanès Dalmau está considerada la decana de las poetisas catalanas y posiblemente también lo sea de las españolas, ya que sus actividades literarias comenzaron antes que las de Gertrudis Gómez de Avellaneda o Carolina Coronado aunque tuvieran menor eco; tiene, además, el honor de ser una de las pocas mujeres cuyo trabajo fue reconocido por sus contemporáneos; aunque esto se circunscriba, sobre todo, al mundo cultural catalán más que al resto del país; la sociedad catalana en general y sus Instituciones; al frente de las cuales estaban sus colegas escritores y artistas; le reconocieron su valía otorgándole títulos e incluyéndola en la galería de catalanes ilustres sin que su sexo fuese obstáculo para ello. Pese a haber publicado con anterioridad el artículo que Pilar de Sinués escribió sobre ella, creemos interesante introducir esta esta especie de actualización en la que se da información más detallada y actualizada sobre su vida y su obra.

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Escritoras Españolas: Concepción Gimeno de Flaquer. Por Virginia Seguí

 

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En esta ocasión estudiaremos la figura de la escritora Concepción Gimeno de Flaquer, su biografía, sus obras, su actividad como conferenciante y su empresas periodísticas como directora y colaboradora de diversas revistas y periódicos de la época y la opinión de algunos críticos sobre su figura y su obra.

Se incluye también uno de sus artículos, en el que destacaba el trabajo de las mujeres en el campo literario bajo el título «Impulso dado por las mujeres al Renacimiento Literario», fue publicado en El Álbum Íbero Americano.

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ESCRITORAS ESPAÑOLAS DEL SIGLO XIX. II

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En el caso de la escritora Patrocinio de Biedma los datos biográficos que envía a Faustina Sáez de Melgar para incluir en la publicación de Las Mugeres Españolas, Americanas y Lusitanas pintadas por sí mismas no contienen la firma de la escritora, y además, por su redacción parece que están escritos por una tercera persona, quizás su marido. A continuación transcribimos los datos que se reseñan:

PATROCINIO DE BIEDMA

La Exma. Sra. Dñª María del Patrocinio de Biedma y la Moneda, Ayala y Riofrío, viuda de Quadros, nació en Begijar, provincia de Jaén, el 13 de marzo de 1848. Antes de cumplir los quince años de edad se unió en matrimonio a D. José Manuel de Cuadros y Arellano hijo del Marqués de San Miguel de la Vega, y nieto del glorioso general Quadros, defensor de Zaragoza. De este matrimonio, que unía dos casas de más antigua nobleza de Andalucía, nacieron tres hijos que murieron de uno, dos y seis años, respectivamente, siguiéndoles en breve su padre al sepulcro, y quedando Patrocinio viuda de veinte y cuatro años de edad.

Aquel gran dolor, han dicho fue fecundo en gloria para las letras españolas por que, dio vida a una gran poetisa.

En efecto la soledad que rodeó á Patrocinio, la hizo buscar con afán el estudio y de ahí nació la escritora, pero la poetisa vivía en el fondo del hogar como las perlas en los mares, y solo esperaba el acontecimiento que había de hacer brillar ante el público aquel oculto tesoro de su alma.

Su primer libro Guirnaldas de pensamientos produjo una viva impresión; los críticos la juzgaron de una manera entusiasta. La Ilustración Española y Americana publicó el retrato y la sencilla, la dolorosa, la santa historia de su autora, como dice Trueba, que apenas podía llamarse biografía, las puertas de la literatura se abrieron para dejar pasar a la que algunos meses antes era extraña en el mundo de las letras y acababa de alcanzar un lugar tan alto con su primer esfuerzo.

Desde entonces el nombre de Patrocinio de Biedma apareció en nuestras primeras publicaciones al pié de muchísimas poesías y de profundos trabajos en prosa.

Con pequeños intervalos se fueron anunciando novelas, poesías, estudio filosóficos, artísticos e históricos de la escritora que los periódicos llamaban predilecta del público, y su nombre fue rodeándose de una consistente y brillante aureola de celebridad.

Todos los periódicos ilustrados publicaron su retrato; sus obras fueron traducidas a extranjeros idiomas, y su biografía se ha escrito tantas veces en América y Europa que sería difícil recordarlas todas.

Periódicos de tan reconocido e imparcial criterio como El Globo han dicho que: «Gertrudis Gómez Avellaneda, Fernán Caballero, Carolina Coronado y Patrocinio Biedma son los cuatro nombres que han merecido figurar como las mas ilustres de nuestro tiempo». Añadiendo que muertas las dos primeras, y alejada de la literatura la segunda, sólo nos queda Patrocinio para recordarnos la pléyade ilustre de escritoras que supieron conquistar para su nombre laureles inaccesibles y para su patria gloria imperecedera.

Inútil sería repetir lo que los periódicos extranjeros y americanos han dicho de Patrocinio al juzgar sus obras, digamos sin embargo que su nombre, con los de Fernán Caballero y Gertrudis Avellaneda, figuran en las Joyas de la literatura universal publicadas en Alemania, y que estos tres nombres son los únicos en nuestro siglo que han merecido entre las españolas aquella honra.

Patrocinio cuyo genio activo y emprendedor es incansable pensó en formar una literatura propiamente andaluza creando para ello una asociación denominada gráficamente Federación literaria convocó en Sevilla un congreso de literatos andaluces y expuso a los representantes de las ocho provincias, de la prensa, de las literaturas y numeroso auditorio, su plan en un importante discurso presentando las bases para la sociedad que fueron aprobadas y aplaudidas con entusiasmo, nombrándose una junta para la formación del reglamento, y siendo proclamada por unanimidad presidenta vitalicia de la federación la iniciadora del pensamiento.

En apoyo de su idea fundó un periódico científico y literario titulado Cádiz, de cuyo éxito brillantísimo será inútil ocuparse después de indicar que acreditado ya como uno de los mejores de España ha entrado en el cuarto año de su publicación.

La Galería de celebridades cuyas biografía marco espléndido de sus notables retratos, van siempre firmadas por Patrocinio siendo uno de los trabajos más bellos de nuestra literatura contemporánea.

La prensa extrajera ha consagrado entusiastas aplausos a esa publicación; Alemania ha ensalzado en suelos, artículos y críticas el talento de la directora del Cádiz.

Francia ha dado a conocer con elogio algunas de sus obras; Italia le ha remitido un honorífico diploma de Bellas Artes y Portugal ha consignado en sus periódicos que España tiene en la Sra. De Biedma a una de las escritoras más eminentes de Europa en nuestro siglo.

S.M. el Rey y su augusta hermana la ilustrada e inteligente Princesa de Asturias, han dado á Patrocinio las más afectuosas pruebas de  consideración, así como los Sres. Duques de Montpensier, siendo S.M. el Rey el padrino de su segunda boda.

La alta sociedad madrileña la halaga y aplaude de, entre todas la discreta Duquesa de Medinacelli, que la distingue con su amistad y a la cual ha dedicado una de sus mejores novelas.

Nuestros primeros escritores, nuestros políticos más eminentes todos nuestros hombres importantes la llaman amiga, y son sus amigos realmente, admirando en ella las cualidades de su noble carácter, tanto como la profundidad de su genio.

Zorrilla, Fernández y González (qué la llama Teresa de Jesús), Castelar, Campoamor, Nuñez de Arce, Ruiz Aguilar, Grilo, Palacio Vidart, Benjumea, Harztenbuch, Guerrero, Santos Alvarez, Echegaray, Coello y tantos otros como honran la literatura española han escrito pues forzados para ver a Patrocinio hacerse de repente un soneto, y al leerlo algunos minutos después han admirado su prodigiosa facilidad.

La princesa Rattazzi que la profesa una cariñosa amistad, la llama l’luminiere d’esprit y Grilo la dice el gran poeta.

Varias academias españolas le han dado un lugar ya activo ya honorario, y muchos círculos de literaturas extranjeras, la han honrado con el título de socia.

Por una excepción, acaso, puede asegurarse que su patria no ha sido ingrata para ella, y que cada dia recibe más pruebas de aprecio. Begijar ha dado su nombre a la calle en que nació y se conserva la casa solariega de su familia y Baeza la ha nombrado hija adoptiva, dando también su nombre a la calle en que vivió en la época en que estuvo casada con un hijo de esa ciudad. Apenas hay alguna obra notable que no lleve de algún modo su nombre, ni una solemnidad literaria a la que no se la invite, ni una publicación de importancia que no vaya a sus manos esperando su juicio.

He aquí ahora el título y número de las obras que ha escrito:

Poesías: El héroe de Santa Engracia (poema histórico); Guirnalda de pensamientos (Poesías líricas); Recuerdos de un ángel (Elegías); Dramas íntimos (Leyendas); El Mayor castigo (Drama); Romances y Poesías.

Estudios filosóficos: Problemas sociales, Estudios artísticos, La Catedral de Sevilla, El Alcázar de Sevilla, Estudios Heráldicos, La nobleza española.

Novelas: Blanca, Cadenas del corazón, El capricho de un Lord, Las almas gemelas, La botella azul, Sensitiva (Dos años después de publicada esta novela, escribió otra con el mismo título el Sr. Romero Quiñones, el cual al saber esta circunstancia ofreció a la autora variarle este título en otra edición), El odio de una mujer, La flor del cementerio, El Secreto de un crimen, Desde Cádiz a la Habana, Dos minutos, Fragmentos de un álbum, Las Sierras de Córdoba, La muerta y la viva, Doña Virtudes.

En esta nota no se incluyen sus trabajos de redacción en Cádiz y de colaboración en nuestros primeros periódicos de la península y de ultramar, ni sus innumerables poesías, cortas, revistas, artículos políticos, críticas humorísticas, etc., etc. Que aumentarían considerablemente los productos de su fecunda pluma.

Casada por segunda vez con el ilustrado Director de La Crónica de Cádiz, José Rodríguez y Rodríguez; entusiasta admirador del talento de su esposa, no debe temerse que rodeada del cariño de la familia deje la pluma, pues á más de reclamarse su concurso en nuestras publicaciones, que no renuncian al honor de publicar sus escritos ha de crearlos alentada por el apasionado aplauso de su marido que es el primero de sus admiradores.